Huelga Ferroviaria de Tolosa en 1896




La huelga ferroviaria que comienza en Tolosa el 10 de agosto de 1896 es considerada la primera huelga sectorial general en el país. Sus demandas eran por las 8 horas de trabajo sin modificación de los salarios, la supresión del trabajo por pieza, el descanso dominical y el pago doble por horas extraordinarias. Duró más de 3 meses y fue organizada sin existir por entonces un sindicato ferroviario a nivel nacional. Afectó a varias provincias, entre ellas Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.



Una primera noticia de la huelga de los trabajadores de los talleres ferroviarios, aparece publicada el 8 de Agosto de 1896 en el periódico local El Mercurio. En ella se anuncian las principales reivindicaciones de los obreros y se alude a la filiación socialista de uno de los referentes del movimiento.
El 10 de agosto comienza la huelga. En la noticia se pueden ver la cantidad de obreros comprometidos en la acción, como los recursos que cuentan para sostenerla. También aparece un pedido de solidaridad efectuado por la comisión de huelga a los obreros de los talleres rosarinos
El 12 de agosto se comienza a notar el contagio de la huelga. Un grupo de agitadores tolosanos logran la adhesión de los Talleres de Solá y de Almirante Brown, en el marco de un clima de solidaridad de clase.
El pliego de demandas obreras que resultó de la expansión de la protesta es mayor que el originario de Tolosa. La nota retrata el clima de fervor, participación y compromiso reinante en el momento.
El 14 de agosto la huelga se sigue consolidando en el interior de la provincia, aunque encuentra dificultades para hacerlo en la capital del país. Continúa la solidaridad de otros gremios y los patrones dan sus primeras respuestas teñidas de intransigencia, apostando a un rápido final de la huelga.
La nota de un corresponsal de El Mercurio del 16 de agosto, reconoce la sorprendente generalización y organización de la protesta. En ella se desliza además, las tradicionales diferencias que han cruzado a los trabajadores del riel: los maquinistas y foguistas por un lado, y el resto de los obreros de talleres, señaleros y peones por otro.
A poco más de una semana de comenzar, la huelga sigue sumando apoyos, pero los jefes continúan confiados de un rápido desgaste. Si bien en Tolosa la situación es calma, en otros puntos del país como Rosario, la movilización se ha tornado más decidida y violenta
El 22 de agosto se establece un un importante despliegue policial que no amedrenta a los huelguistas, que se encuentran cada vez más fortalecidos por la extensión de la protesta a lo ancho y largo del país. Otros sectores de trabajadores vinculados al ferrocarril, como las cuadrillas de mantenimiento, enganchadores, cambistas y peones de la estación, se pliegan con sus propias reivindicaciones. Con el fondo de huelga se asegura el alimento necesario para sostener la adhesión de las bases.
El 26 de agosto, El Mercurio ve en las diferencias políticas de los huelgistas una señal del fin del paro, aunque por el momento sólo será una expresión de deseos del matutino.
Para el 5 de septiembre, los huelguistas siguen firmes en sus demandas, más allá de que el gremio de maquinistas y foguistas, que se habían lanzado a la huelga, levantaron la medida por haber conseguido sus demandas: reducción de la jornada, pago mayor por horas extras y aumento de salarios. Los patrones apostaban con esta división a doblegar a los obreros de paro. Mientras tanto, se producen sabotajes en distintos puntos de la red ferroviaria.
El 11 de septiembre, El Mercurio brinda un balance con tono desalentador. Diversas huelgas se han levantado, aunque no se detallan las causas. Sin embargo, la ferroviaria continúa y sin visos de solución.
Mientras la huelga ferroviaria se agrava y varios gremios de Capital Federal se encuentran en estado de movilización, los gerentes de los talleres de Tolosa ensayan una vuelta al trabajo para el 21, pero con las mismas condiciones. Será un nuevo fracaso patronal.
Ante la intransigencia obrera, la gerencia comienza una campaña de contratación de rompehuelgas. Forzozamente serán extranjeros, ya que es difícil conseguirlos aquí por la adhesión que logra la huelga y también, por los disturbios que se provocan, como por ejemplo en Junín y Campana.
El 6 de octubre la policía irrumpe en una reunión de obreros, deteniendo a varios. Al parecer, buscando provocar respuestas violentas por parte de los huelguistas.
El 19 de octubre se produce el primer hecho violento registrado en Tolosa, cuando algunos obreros decicen volver a los talleres. Luego de más de 2 meses de huelga, se notan signos de desgaste.
Tomando nota de la situación, la patronal hacia fines de octubre decide llevar a cabo una nueva convocatoria al trabajo. En una muestra más de soberbia, el gerente hace lustrar la campana que sonará llamando a los talleres.
Sin embargo, los huelgistas todavía no bajan los brazos. El 3 de noviembre, como un actor más del conflicto, El Mercurio denuncia la presencia de elementos ajenos a los obreros tolosanos y advierte de la próxima llegada de crumiros.
El 9 de noviembre comienza el fin de la huelga, sin haber alcanzado ninguna de las demandas que la motivaron.
El 11 de noviembre, El Mercurio celebra y reflexiona sobre el triunfo patronal. Si la victoria los ha unido, y juntos pueden confeccionar listas negras, el periódico les recomienda no olvidar que son válidas las razones que llevaron a los obreros al paro.






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